martes, 25 de junio de 2013

CROOKED TREE. PAJAREO Y VIDA A ORILLAS DE LA LAGUNA


Vista de la laguna desde el Crooked Tree Lodge

 El nivel del agua en la laguna de Crooked Tree está  bajo mínimos (a menos de un 10% de su capacidad), y la mayor parte del área inundable se encuentra seca y agrietada por el fuerte sol característico de esta época del año. A pesar de esto, tanto la lámina de agua como su entorno mantienen una enorme cantidad de vida, apreciable para los visitantes por la gran abundancia de aves presentes en la zona.

Lecho seco de la laguna


Andarríos maculado
Amanece, y un buen número de especies de paseriformes saludan al nuevo día con sus trinos y desarrollan una frenética actividad por todas partes. Chipes blancos y negros (Mniotilta varia), negrigrises (Setophaga nigrescens), pavitos migratorios (Setophaga ruticilla) o mascaritas comunes (Geothlypis trichas), por ejemplo, vuelan entre las copas de los árboles, mientras las reinitas acuáticas norteñas (Seiurus noveboracensis) patrullan las orillas fangosas en busca de nemátodos junto con algunos ejemplares de andarríos maculados (Actitis macularia).

Halcón reidor


Pitangus sulphuratus y Myiozetetes similis
Distintas especies de mosqueros (Pitangus sulphuratus, Myiozetetes similis, Tyrannus melancholicus o Pyrocephalus rubinus, entre otros) compiten por los mejores puestos de caza en las ramas más altas de árboles y arbustos, persiguiéndose unos a otros y sustituyéndose continuamente, al tiempo que un Empidonax sp., más pequeño, los observa entre el follaje. Los clarineros grandes (Quiscalus mexicanus) toman su baño matutino en el borde del agua, mientras un halcón reidor o guaco (Herpetotheres cachinnans) emite el característico reclamo que le da nombre desde su atalaya, situada en una rama seca que sobresale del dosel, antes de reunirse con su pareja en un árbol cercano.

Pyrocephalus rubinus

Algunos loros (como Amazona albifrons , A. oratrix, A. autumnalis , A. xantholora o Aratinga nana) cruzan el cielo en parejas o pequeños grupos de pocos ejemplares, en busca de su desayuno en los árboles fruteros de los que se alimentan, cruzándose en su camino con un águila negra mayor (Buteogallus urubitinga) que patrulla su territorio.

Tántalos americanos
Las cigüeñas o tántalos americanos (Mycteria americana) permanecen en las copas de algunas grandes acacias (Acacia sp.), esperando que el sol caliente un poco el aire que las ayudará a desplazarse con mayor facilidad por la zona.

En el agua, miembros de una docena de especies más inician su actividad alimenticia, ocupando poco a poco sus respectivos nichos ecológicos, mientras varios milanos caracoleros (Rostrhamus sociabilis) sobrevuelan la planicie de barro reseco. Bajo su mirada, un cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletti) flota en la superficie del agua, en la zona más profunda, donde desaparecerá rápidamente ante la presencia de cualquier peligro.



Un martín pescador de collar o martín pescador gigante neotropical (Megaceryle torquata) cruza velozmente sobre la lámina de agua, deteniéndose un instante en un vuelo cernido para después lanzarse en picado a por su presa, un pececillo al que remata con certeros golpes contra una rama antes de engullirlo.


Avanza la mañana y el aire se torna cada vez más caliente, circunstancia que es aprovechada por los tántalos americanos, que forman un cicleo de más de 450 individuos en una térmica, acompañados al poco tiempo de gran cantidad de zopilotes negros (Coragyps atratus). Ambas especies se distribuirán a lo largo y ancho de la zona inundada en busca de su alimento diario.




En la orilla, algo más de 60 cormoranes neotropicales (Phalacrocorax brasilianus) descansan al sol acompañados de algunos ibis blancos (Eudocimus albus) y pagazas mayores (Sterna caspia), junto al lugar donde otros 25 miembros de su especie pescan y se alimentan sin descanso de los pequeños peces que pueblan estas aguas.




Docena y media de jabirús (Jabiru mycteria) permanecen inmóviles en distintos puntos, como grandes centinelas de largas patas, plumaje blanco, cuello rojo y cabeza negra coronada por un copete blanco. De repente, uno de ellos atrapa una gran anguila (Anguilla sp.) que se retuerce impotente en su pico. La transporta volando hasta tierra firme, y uno de sus congéneres aprovecha la circunstancia para acosarlo hasta que la suelta y así hacerse con ella. 



Un águila pescadora (Pandion haliaetus) sobrevuela la escena sin envidia, pues lleva entre sus garras una mojarra (Gerreidae) de buen tamaño que degustará en su atalaya favorita, lejos de las molestias humanas.

También en la orilla, entre las raíces de los árboles, algunos basiliscos (Basiliscus vittatus) activan sus cuerpos al calor del astro rey, mientras una paloma vinosa (Columba flavirostris) transporta ramitas como material para construir su nido en las ramas más altas de una acacia.

Es mediodía, y a pesar de que el sol cae a plomo sobre sus cabezas, centenares de ardeidas pescan impasibles en el centro de la zona inundada. Predominan las garcetas grandes (Casmerodius albus), aunque también pueden verse garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), garzas níveas (Egretta thula), garcetas azules (E. caerulea) y garzas azuladas (Ardea herodias). La abundancia de peces existentes en el agua debe ser increíble, pues una gran cantidad de aves (además de los pobladores humanos) se alimentan de ellos día tras día.

Pescador local


Pequeños bandos mixtos de limícolas (Calidris melanotos, C. mauri, C. pusilla, C. minutilla, Tringa flavipes, Charadrius semipalmatus...) patrullan las orillas sin descanso, volando cortos trechos para seguir  con su búsqueda de invertebrados en algún lugar cercano, mientras un par de tordos sargentos (Agelaius phoeniceus) voltean caracoles, y algunas golondrinas mangleras (Tachycineta albilinea) alternan rápidos vuelos con momentos de reposo en las cercanías del agua.

Buscando pájaros


Cenzontle sureño
Una pareja de tortolitas rojizas (Columbina talpacoti) acude a beber al borde de la laguna, para aliviar un poco el intenso calor sufrido a lo largo de la jornada, y un cenzontle sureño (Mimus gilvus) se introduce con una ceba en la espesura de los matorrales.

En la sabana circundante, grupos de garrapateros (Crotophaga sulcirostris) descansan a la sombra en las cercanías de un rebaño de vacas, desde donde observan como una familia de urracas pardas (Cyanocorax morio) acosan a un gavilán chapulinero (Buteo magnirostris), que busca refugio de sus incómodas perseguidoras en la espesura del bosque.


Caminando y pajareando a orillas de la laguna

Un grupo de zopilotes negros se posa cerca de un canal seco, probablemente en torno al cadáver de un gran pez, y pronto se ven acompañados de un zopilote de cabeza roja (Cathartes aura) y dos de cabeza amarilla (C. burrovianus), con los que comparten los despojos. A poca distancia de ellos, una iguana verde (Iguana iguana) come algunas briznas de hierba que todavía se mantienen frescas en el talud del canal.


Desciende un poco la temperatura, en parte gracias al viento fresco que se levanta en las primeras horas de la tarde y el martín pescador verde (Chloroceryle americana) aprovecha la circunstancia para intensificar sus esfuerzos de pesca, sin ejercer ninguna competencia con su primo mayor el martín pescador de collar, que también pesca durante todo el día.



Aumenta una vez más la actividad de los pajarillos, y bolseros de diferentes especies (Icterus sp.) se mueven entre las copas de los árboles, junto con tángaras azulejas (Thraupis episcopus) y pájaros carpinteros (Melanerpes pygmaeus, M. formicivorus o Dryocopus lineatus). Un colibrí colirrufo (Amazilia tzacatl) se desplaza de flor en flor libando el precioso néctar que le sirve como alimento. Algunas tortugas de río (Trachemys sp.) calientan sus cuerpos bajo los últimos rayos de sol antes de que la llegada de la noche haga que descienda la temperatura.





Cae la tarde, y las jacanas centroamericanas (Jacana spinosa), dispersas y activas durante todo el día y con polluelos de diferentes tamaños, forman pequeños grupos de un par de decenas de individuos cada uno para pasar la noche juntas.



Un bando de fochas americanas (Fulica americana) se reúne fuera del agua, donde se alimenta, mientras los rascones cuelligrises (Aramides cajanea) dejan sus refugios diurnos para acercarse a la laguna y algunas cercetas aliazules (Anas discors) continúan con sus actividades alimenticias, desplazándose lentamente sobre el agua. Un aguililla canela (Busarellus nigricollis) vuela en dirección a su lugar de descanso, en la rama de algún árbol oculto en el bosque.


Cercetas aliazules


Aumenta el número de caraos (Aramus guarauna), que ahora se ven por todas partes, y aparecen bastantes garcillas verdes (Butorides virescens), mostrando su particular método de pesca, acechando a los peces agachadas mientras mueven muy lentamente una pata tras otra, tal y como si de un felino se tratase. Nuevamente se escuchan las llamadas de los loros, que se retiran después de toda una jornada en busca de alimento.



Garcilla verde


Tras la puesta de sol, y antes de que la luz se extinga, numerosos bandos de tántalos americanos, ibis blancos y espátulas rosadas (Platalea ajaja) sobrevuelan el área camino de sus dormideros en las copas de los árboles más altos. Desde diversos puntos de la vegetación resuena la llamada de las chachalacas (Ortalis vetula), que despiden el día con sus particulares gritos, un poco escandalosos.



Ibis blancos




Ya de noche, y bajo la luz de la luna llena, cambia el turno de pesca, y pueden verse en el agua multitud de garcillas verdes y martinetes cabecinegros (Nycticorax nycticorax) cazando al acecho, junto con algunas espátulas rosadas que patrullan el lecho de la laguna con su pico plano en busca de los invertebrados de que se alimentan. 




Fuera del agua, la noche es de los tapacaminos comunes (Nyctidromus albicollis), que proclaman sus dominios cantando, pudiendo escucharse su reclamo desde todas las direcciones.
Distintas especies de murciélagos comparten el espacio aéreo con estas aves nocturnas, dirigiéndose a sus respectivas zonas de alimentación, en función del nicho explotado, pues insectívoros, frugívoros, carnívoros, piscívoros, nectarívoros e incluso vampiros conviven en el trópico americano.

Salamanquesas, ranas y sapos hacen el relevo a iguanas y lagartijas en su labor como controladores de insectos, tan abundantes en los alrededores de las zonas húmedas y, con suerte, podremos observar asomando del agua a la rara y nocturna tortuga de río mesoamericana (Dermatemys mawii), a la que nosotros no vimos durante nuestra estancia en la laguna.


Pateando

Esta narración es solamente una muestra de la diversidad de pájaros que pueden observarse en un día cualquiera y sin demasiado esfuerzo en Crooked Tree, aunque evidentemente el número de especies presentes en la zona es mucho mayor. Nosotros pudimos observar unas cuantas más de las que aparecen en el relato, aún viendo sólo una parte de las que allí habitan.

Crooked Tree Lodge


Además del pajareo, el lugar en el que estamos acampados, el Crooked Tree Lodge, recomendado por nuestro amigo Yeray, es un remanso de paz y tranquilidad al borde de la laguna. Está regentado por Mike y Angie, una joven pareja muy agradable de inglés y belizeña, y sus hijos Cory, de siete años, y Zac, de cinco, con el que Sahara hizo muy buenas migas y no se separaron durante todo el fin de semana.




Para rematar el cuadro, nos permiten acampar gratis en un rincón de la propiedad donde podemos hacer fuego y nos hacen un precio muy especial en la exquisita comida que preparan, así que nuestra visita a esta laguna no podía ser más completa.




Intentando pescar frente a la casa


No pasamos más que tres días en este paraíso ornitológico en el que alternamos pateadas en busca de pájaros por las orillas de la laguna con descanso y relax en las tumbonas del embarcadero, pero no porque no se estuviera muy a gusto, sino porque una vez más tenemos programada una entrada en el Parque Nacional Chiquibul con el proyecto de los guacamayos. A pesar de que en el último momento Roni nos avisa de que se ha estropeado el coche y no es seguro que podamos acompañarles, decidimos que merece la pena arriesgarse e irnos a San Ignacio a esperar noticias. Creíamos que era mejor que arrepentirnos de no hacerlo, pero al final, de lo que nos arrepentimos es de abandonar el fantástico lugar del Crooked Tree Lodge. 

Algunas fotos más:
Crooked Tree Lodge y laguna vistos desde el otro lado del canal

Otra vista del Crooked Tree Lodge

Casa principal y embarcadero

Nada más llegar, Sahara Ugatz se metió en un pequeño lío. Cuando intentaba acercarse a una canoa en un pequeño canal a orillas de la laguna, el barro húmedo se lo tragó y se hundió hasta la cintura, así que su mamá tuvo que hacer un rescate de emergencia:






Sahara con sus amigos Zac, Cory y unos vecinos:






















En la casa:



Y caminando por la laguna y alrededores:









Algunos pájaros:
Jabirús:










Grupo mixto de limícolas

Garcetas grandes

Cigüeñuelas

Cormoranes

Cormoranes, ibis blancos y pagazas

Ibis blancos y cormorán

Espátulas rosadas

Jacanas:


Halcón reidor:




Martín pescador gigante

Papamoscas de fuego macho

Papamoscas de fuego hembra

Carpintero yucateco

Camino

Atardecer:


Velada en el fuego

Dos anfibios:


¡Hasta la próxima!

Algunos enlaces a vídeos:
Rescate de Sahara en el barro:

Gran cicleo de tántalos americanos:

Sahara y su amigo Zac jugando en el sendero:

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