sábado, 16 de febrero de 2013


10 DE ENERO. CUMPLEAÑOS SOBRE LA DUNA Y DESPEDIDA DE LA COSTA


Carmen y Sahara en lo alto de la duna


Tienda y mosquitero bajo la palapa
Llegamos a Chipehua el día 9 de enero ya de noche, después de una parada de un par de horas en Santa María de Huatulco y de varias horas más en el autobús. Después de caminar unos cientos de metros por el pueblo de Santa Gertudris de la Marina, pillamos un taxi que de puro milagro nos acerca hasta las palapas de la playa, donde queremos quedarnos. Ita y Alvin nos han recomendado esta playa y la palapa en la que ellos se estuvieron quedando, pero nos equivocamos con el nombre de la dueña y acabamos instalándonos en otra en la que tuvimos que despertar a sus propietarios pasadas las 21:30 de la noche.

Por la mañana vemos que efectivamente el lugar impacta desde el punto de vista paisajístico, pues la playa, de varios kilómetros de longitud, está bordeada por manglares y rodeada por una espesa selva baja caducifolia.

Vista del cerro desde la palapa. A la iquierda está la playa, y detrás la duna

Uno de los muchos cadáveres de peces globos espinosos
Afortunadamente, el día 10 amanece cubierto, lo cual nos da un poco más de cuartelillo para explorar la orilla de la playa y subir a la duna que se encuentra al otro lado de un pequeño cerro tras las palapas.

Aquí no hay bahías que protejan la playa de la embestida de las olas que vienen de mar abierto, y enseguida lo notamos en el elevado número de cadáveres de peces y tortugas que nos encontramos en la línea de marea.


Impresionante vista del entorno de la duna

Todos juntos
Subimos a lo alto de la duna dando un pequeño rodeo sobre una loma de piedra y las vistas que divisamos desde lo alto nos dejan con la boca abierta. Un pequeño cabo rocoso separa la playa por la que venimos caminando de otra de similar longitud que rivaliza con ella en belleza. A lo lejos y separada del mar por la barra de arena, una laguna de aguas azules se encuentra rodeada de la selva baja que asciende cubriendo las modestas sierras litorales de la zona. Bajo nuestros pies y hacia las dos vertientes, una cuesta de fina arena blanca forma las dunas que van ganando terreno a la piedra poco a poco, ascendiendo hasta la cima del cerro. Un paisaje incomparable con el que regalarnos la vista en el día de mi trigésimo quinto cumpleaños.
No se puede pedir mucho más.

El mejor paisaje para cumplir años...

¡Salud!
A lo largo de la mañana, el cielo se despeja y el sol empieza a apretar de lo lindo, así que a primera hora de la tarde volvemos nuestros pasos hacia la sombra de las palapas, donde hacemos una paradita en un mirador privilegiado para tomar unas cervezas e impartir a Sahara su clase de hoy.
Hoy no hay baño. Decidimos que el oleaje está un poco fuerte y a ninguno nos apetece demasiado después de la parada, así que vamos a pasar el resto de la tarde bajo el techo de palma de nuestra palapa.

Sahara en la escuela

Para rematar el día, degustamos un generoso ejemplar de pez sierra acompañado de plátanos fritos y arroz, y regado con cervecita bien fría. Realmente sólo soy unas horas más viejo que ayer, pero la celebración bien mereció la pena el añadir una cifra a la edad de mis huesos y mi piel. ¡Espero que sigamos disfrutando como si cada día cumpliésemos años una y otra vez!


Silueta de fragata (Fregata magnificens)
Por la noche todavía aprovechamos para darnos una vuelta con las linternas por si hay suerte y recibo algún regalo en forma de avistamiento de fauna, pero la fortuna no nos acompaña y sólo vemos conejos (Sylvilagus floridanus) antes de irnos a la cama. A cambio, hoy llegamos a las 500 especies de aves identificadas durante este viaje con la observación de algunos individuos juveniles de piquero enmascarado (Sula dactylatra) pescando en el mar.



A la mañana siguiente decidimos recoger y seguir nuestro camino hacia las selvas de Chiapas. Ya llevamos casi tres semanas disfrutando de la playa y nos apetece un cambio de aires, así que salimos con calma hacia Juchitán, donde pasaremos el resto del día descansando, escribiendo, seleccionando fotos y jugando con Sahara en el parque.

                                             Un montón de fotos de las dunas, el entorno de Chipehua y nosotros:





































Pelecanus occidentalis y Leucophaeus atricilla




                                                                                        Y un vídeo:


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